Por Alexandro Rodríguez Escarraman
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SANTO DOMINGO (Licey.com).- Lisalverto Bonilla ha devenido en un lanzador de urgencias, y muy efectivo, para los Tigres del Licey. Igual de importante como eso, está mostrando una entrega y disponibilidad propias de un pretérito lejano, distante del cuidado que se tiene a estos especialistas del béisbol en el Siglo XXI.
“Yo estoy dispuesto a lanzar hasta mañana mismo. Yo siempre estoy ready”, le aseguró Bonilla a la cadena de televisión de los Tigres, una vez terminado el partido del jueves 23 de enero en el que entregó cinco soñadas entradas en blando, cuando el equipo necesitaba igualar la Final 2-2. Él encabezó un triunfo 6-2 en el Quisqueya Juan Marichal contra los difíciles Toros del Este.
Su respuesta a la pregunta de si estaría dispuesto a lanzar un partido más en la Final pactada a un 9-5, sin la misma se extendiera, podrían parecer pura retórica del derecho de 29 años nativo de Samaná, porque lanzar al día siguiente de cumplir cinco episodios, son cosas propias de dos décadas antes de entrar el presente Siglo, es decir, de al menos 40 años atrás.
A Lisalverto hay que creerle. Estuvo a punto de demostrarlo el pasado sábado 18 de enero, pues se preparaba para saltar al montículo, cuando el Licey decidió el histórico partido que había comenzado el viernes 17 a las 7:35 de la noche y suspendido por lluvia a las 3:27 de la madrugada, con el marcador igualado a cinco carreras.
Bonilla había lanzado las entradas once, doce y trece, manteniendo en blanco al equipo cibaeño, cuando al azul capitalino solo les quedaban dos lanzadores disponibles en el bullpen. Al ponerse en marcha el reinició para completar la entrada 13 y Licey urgido de anotar, mientras en el terreno se tejía la telaraña de la victoria, Lisalverto calentaba en el bullpen. ¡Una barbaridad, su total entrega!
Respecto al partido en el que aisló dos hits y cuatro bases por bolas para dejar en blanco a los Toros en las primeras 5.0 entradas, con dos ponches propinados, el de Samaná afirmó que en la reunión previa con su manager Luis Urueta y el coach de pitcheo David Rosario, no le hablaron del plan que tenían, en cuanto a las entradas que esperaban de él.
Fue después de su labor, cuando Rosario le dijo que esperaban les diera cuatro episodios, “pero si pudiste lanzar cinco, gracias a Dios”, le expresó.
“Pero mi meta era lanzar seis”, le aseguro Bonilla a Carlos José Lugo, que le entrevistó en la Cadena Azul.
Expresó que desde su llegada a los Tigres este año, tras ser dejado libre por las Estrellas, se ha preparado como un lanzador abridor, porque tiene varios años en esa temática. “Siempre estoy temprano, tratando de tener mi brazo ‘ready’ y desde un principio se lo dijo (a la dirigencia): denme la pelota, que yo le puede hacer el trabajo en cualquier situación que ustedes me pongan”, aseguró.
Habló de la situación que se presentó en el cuarto episodio con el partido en la línea, con ventaja 2-0, cuando después de dos outs le llenaron las bases por otorgar boletos seguidos a Abraham Almonte y Cristhian Betancourt y tocaba bateaba a la zurda a Pedro Florimón. En esa situación entró a hablarle el coach Rosario.
Aseguró que su pensamiento fue esperar al bateador que fuera más débil, Florimón, para tirarle su mejor pitcheo, el cambio, lo cual resultó, porque al primer pitcheo lo dominó con elevado fácil al prado derecho.
Sus últimas dos presentaciones han sido victorias para los Tigres, con él como pitcher ganador, en juegos de urgencias para las aspiraciones championables del glorioso conjunto azul. En ellas ha sumado 8.0 entradas en blanco. Y se muestra dispuesto a más, en cualquier circunstancia. Una disposición de Lisalverto Bonilla fuera de serie.