Temprano en octubre, Lino Rivera preparó sus maletas para dirigirse a la República Dominicana para enfrentar un nuevo reto en su carrera como dirigente.
Echó suficiente ropa en las mismas, pero dentro de sus pertenencias colocó quizás lo más importante y preciado: un humilde resumé de su desempeño como mentor que incluía cuatro títulos nacionales distribuidos entre Puerto Rico y México y la distinción de solo haber fallado en entrar a una serie final en su carrera.
Así Rivera se reportó a los entrenamientos de la tradicional franquicia de los Tigres de Licey. Quizás la exigente fanaticada liceísta tuvo dudas de su nuevo piloto en principios.
Pero el boricua se encargó de disipar las mismas casi de inmediato. Su estilo agresivo de dirigir y ese toque mágico que lo acompaña por doquier, colocó a los Tigres en las primeras posiciones durante toda la temporada invernal.
Cuatro meses después, Rivera tiene el premio de Dirigente del Año y recientemente sus Tigres aseguraron el pase a la serie final cuando todavía restan cinco juegos para concluir la serie ‘todos contra todos’ de la pelota dominicana.
“Esto ha sido una bendición. Jamás pensé que esto iba a ser así. No me puedo quejar. Aquí me han tratado como un hijo. Esto es una familia. La gente se vive el béisbol”, dijo Rivera a El Nuevo Día luego de que su equipo asegurara su boleto a la gran final.
Rivera aceptó una oferta de trabajo del gerente general Manny Acta luego de que el boricua fallara en llevar a los Indios de Mayagüez al cetro nacional en la campaña del 2014-2015. En esa ocasión, fueron los Cangrejeros de Santurce los que frustraron las aspiraciones de Rivera de ganar su cuarto título puertorriqueño.
“En principio fue un poco difícil. Me criticaron porque hice cambios en el ‘lineup’ . Es que este es un equipo difícil de dirigir porque hay tanto talento. Yo creo en rotar a los jugadores”.
“Pero lo más importante fue la aceptación que tuve entre los jugadores. Eso me ayudó mucho. Después los fanáticos comenzaron a sentirse contentos conmigo. Todos eran ‘bori’ para aquí ‘bori’ para allá”, dijo riendo.”
Aún ante las críticas, la forma de dirigir de Rivera impactó. Y lo hizo de la forma que estaba obligado a hacerlo: consiguiendo triunfos.
Los Tigres cedieron el primer lugar en los últimos días del torneo, pero la prensa nacional reconoció la gestión del boricua y lo seleccionó Dirigente del Año.
“Lo del Mánager del Año no era una de mis metas. No estaba pendiente al galardón. Estoy súper agradecido de ese premio, pero el objetivo mío era y es ganar el campeonato. Esa es la meta”, señaló con firmeza.
Rivera, quien ha ganado cetros nacionales con los Gigantes de Carolina (2) y los Criollos de Caguas, indicó que sus Tigres han alcanzado el máximo de su nivel.
Espectacular racha. Los Tigres han ganado doce partidos en sucesión. Establecieron una marca de victorias al hilo y además se convirtieron en el primer equipo en un ‘round robin’ de 18 juegos que asegura el pase a la final en los primeros 12 desafíos.
“Con el respeto a los restantes equipos, viendo cómo está jugando nuestro equipo y viendo cómo la gente está entregada a nuestra causa, no veo otra cosa que no sea el campeonato’,
“Estamos en nuestro mejor momento. Los otros días hicimos cinco errores y de todas formas ganamos el juego. Estamos en nuestro mejor nivel. Duros y sólidos”.
¿Rival de Puerto Rico? Rivera. un exlanzador profesional que nunca lanzó en las Mayores, está consciente de que existe una gran posibilidad que Licey sea el representante de República Dominicana en la venidera Serie del Caribe y que por ende tenga que medirse a sus compatriotas en dicho evento.
“No sé cómo voy a reaccionar. Voy a estar apoyando a mi club, pero no podría explicar más”, dijo con una risa nerviosa. “Yo sé que hay gente en Puerto Rico que me va a apoyar. Creo que la cosa estaría dividida. Precisamente me mamá me comentó sobre esa posibilidad. ‘¡Ay, contra Puerto Rico!. dijo ella. Pero yo voy a mi bebé”, contó Rivera.
Por Rubén A. Rodríguez
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