Esquinita MGM: Nuestro beisbol y el “imperialismo”

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Todos los conceptos aquí emitidos son de la exclusiva responsabilidad de su autor.

Después del asueto navideño comenzará el Round Robin 2011 sin que se pueda precisar, por lo menos yo no puedo, cuáles serán los 9 hombres que integrarán el lineup  del Licey ni mucho menos cuales serán los tres outfielders, quien jugará en primera base, quien estará en el siore stop, a quien le entregarán la receptoría, cuál será el bateador designado, quienes estarán en el banco, en fin…

Y es que el maridaje que existe entre los altos salarios y el Major League Baseball y su poder conjunto sobre nuestra pelota nos ha privado este año de Erick Aybar, de Emilio Bonifacio, de José Bautista, sin que se olvide que desde hace varios años cuando vemos a Carlos Peña, Arámis Ramirez, Vladimir Guerrero o Hanley Ramírez,  están en la calle o en las gradas vestidos de civil.

Y qué decir de los lanzadores? Carlos Mármol, Ervin Santana y quinientas firmas más, sin tampoco dejar de mencionar a un Ubaldo Jiménez a quien le encargan que nos dé un sorbito de su talento con un límite de apariciones y de lanzamientos por aparición que no alcanzan ni para catar un buen vino.

Como cambian los tiempos. Sin ánimo de parecerme al bueno de Tomás Troncoso, ante quien nos quitamos el sombrero junto con los pocos pelos que nos quedan en la azotea, el cual difícilmente termine un comentario sin mencionar a Stan Musial, Mickey Mantle, Willy Mays, Manuel Mota o los hermanos Alou entre muchos otros, jugadores desconocidas para muchos  fanáticos menores de 25 años.

Lo cierto es que en la época de esos jugadores los equipos de grandes ligas eran “dueños” de los criollos entre marzo y octubre solamente, mientras que desde los años 90´s hacia acá no solo nos privan de octubre a enero de los bigleaguers de calidad sino también de muchos buenos prospectos en ascenso.

Observen los siguientes numeritos y pregúntense a qué se deben los dos extremos:

• Vladimir Guerrero ha tomado 149 turnos en nuestra pelota, solo 15 de ellos con el uniforme azul, mientras que los hermanos Felipe, Mateo y Jesús Alou tomaron en conjunto 6,845.

• Pedro Martínez solo llegó a lanzar 26.2 innings en nuestra pelota de invierno con un record de 1-1 en 3 temporadas, mientras que Juan Marichal lanzó 557.1 innings en 63 juegos iniciados completando 32  de ellos. Los 32 juegos completos no son un error tipográfico sino una realidad.

Y eso lo hacía Marichal entre octubre y enero después de completar más de 25 en grandes ligas y de iniciar más de 30 en cada temporada. Y les confieso que no recuerdo haber escuchado nunca que Marichal y el Escogido estaban esperando el permiso de los Gigantes para que Juan lanzara.

• Este año no veremos a Carlos Mármol lanzando en el Quisqueya, mientras que Pedro Borbón, relevista de lujo de la Gran Maquinaria Roja, el Cincinnatti de la década del 70, regresaba de una Serie Mundial y al bajarse del avión había que darle la pelota como pitcher abridor del siguiente juego del Licey.

Pedro fue un fajador que lanzó 1,043 entradas para la enseña azul, con 111 juegos iniciados durante 16 temporadas. Recuerdo que en una serie mundial relevó en 6 de los 7 juegos y al llegar aquí no se tomó ningún descanso y se metió dentro del uniforme de las cinco letras.

Eran otros tiempos en los que el poder de los que hablan en inglés no se sentía en nuestro beisbol. Ahora el dinero y el poder del MLB están unidos en armas contra nuestro principal pasatiempo.

Un invento nuevo es  una métrica llamada “fatiga extrema” para privarnos de muchos criollos. Son incluidos en dicha lista, no sé si con reglas oficiales o sin reglas,  aquellos jugadores que tomaron un determinado número de turnos o lanzaron un determinado número de bolas y strikes en inglés, y al ser  incluidos en la misma automáticamente están impedidos de jugar en español. Acaso se ”fatigaban” Marichal y Borbón?

En mi juventud, los radicales hablaban con la palabra “imperialismo” en la boca. Todo era culpa del imperialismo. Y no es que no era así en muchos aspectos sino que a veces el fanatismo los llevaba hasta a echarle la culpa al imperialismo de todo lo que salía mal o no era justo.

Recuerdo el caso de un estudiante que reprobó 4 veces una materia y las primeras tres le echó la culpa al imperialismo “por no permitir que se generaran las condiciones adecuadas para que las clases más necesitadas pudieran ser exitosas en sus estudios.”  Cuando reprobó la cuarta vez se dijo a sí mismo: “Carajo, pero es que yo nunca he estudiado.”

Tal vez, como al fin y al cabo soy un fanático, me recordé del imperialismo al iniciar esta columna, y por eso el título. Y es que nuestro beisbol es víctima de reglas dictadas en inglés, aunque parece que las mismas no son muy bien defendidas en español. Observen este caso ya comentado por Bienvenido Rojas:

Timoniel Pérez fue suspendido por 50 juegos por fallar en una prueba antidoping. Ahora mismo no tiene contrato en inglés y los 50 juegos comienzan a contarse cuando juegue para un equipo en inglés y como, lógicamente, todavía no ha cumplido su pena entonces no lo dejan jugar en español. Y la Liga Dominicana lo acepta así. Lo grande es que, por su edad, es muy poco probable que Timo consiga un contrato en inglés lo que significa que estará impedido mientras vida tenga de jugar de nuevo con el Licey.

Pero mientras eso ocurre, Mark McGwire es coach de bateo del San Luis, a Barry Bonds le impusieron una pena equivalente a la que le ponen aquí a quien se roba un pollo y ya lo veremos con el uniforme de los Gigantes en alguna calidad,  y hay un MVP del 2011 que dio positivo como Timo y los reportajes periodísticos lo están conduciendo hacia la santificación.

No hay derecho. Pero parte de la culpa es de los que se dejan. Ojalá aparezca un Duarte o un Luperón que defienda nuestra pelota como se merece. 

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