PORLAMAR, Venezuela.- Jesús Alfaro, el recordado jugador que llegó a los Leones del Caracas en un cambio por Jesús Marcano Trillo a finales de los años setenta, proveniente de Águilas del Zulia, aún se mostraba emocionado por ser parte, este año, de las tres figuras venezolanas que llegaron al Pabellón de la Fama de la Serie del Caribe.
«Primero que todo le doy gracias a los trabajadores de la prensa, radio y televisión que votaron por mí para estar en el Salón de la Fama, ya que es un reconocimiento bastante grande», dijo el zuliano. «Con el tiempo que yo tengo en la pelota jamás imaginé que llegaría tan lejos».
Desde 2003, durante cada uno de los clásicos caribeños, hay una exaltación. Tanto a Alfaro como a Álvaro Espinoza y Carlos Quintana les tocó el turno este año y fue más que merecido, no solo por sus participaciones en este tipo de torneos sino también por la trayectoria que tuvieron en el beisbol profesional.
Ayer, no estuvieron ni Espinoza ni Quintana. Del primero, su hermano Roberto -quien vino en su representación al encontrarse con los Navegantes del Magallanes en Margarita- dijo que tuvo escaso conocimiento de la mención.
«En realidad muy poca información ha tenido mi hermano. Esta no es una crítica negativa, pero también hay que decirlo», señaló.
Sin embargo, no por ello dejó de estar complacido por colocar su nombre en la galería de estrellas. «En conversaciones con mi hermano él está contento, al igual que lo está toda la familia».
En lo que se refiere a Carlos Quintana no hubo mayores explicaciones. Su placa la recibió Luis Rodolfo Machado, presidente de Águilas del Zulia, equipo en el que estuvo la mayor parte de su carrera como activo en la liga criolla.
«Es un placer recibir esta placa en su nombre», manifestó el alto ejecutivo de los rapaces.
Por Amador Montes Bolet
El Universal