Ronnie Belliard, capitán por aclamación y liceista de corazón

SANTO DOMINGO (Licey.com).- Ronnie Belliard llegó al puesto de capitán de los Tigres del Licey por aclamación. Nunca se propuso, pero cuando se presentaba una situación todos sus compañeros se remitían a él.

Sin embargo, su más grande emoción la vivió cuando, siendo un novato en la Rookie League, Elvio Jiménez, que para entonces trabajaba con los Cerveceros de Milwaukee -la organización de Grandes Ligas que lo drafteó en el 1994- le dijo que sería incluido en las filas de los Tigres del Licey.

«Soy liceista desde que tengo uso de razón», dijo Belliard al ser entrevistado para el podcast de la página de YouTube del equipo por Ildefonso Ureña y Sammy Cabral.

Rememoró las ediciones campeonas de los Tigres en las temporadas 1998-99 (El Equipito) y 2001-02 (El Tulilazo) a la vez que valoró los aportes de sus compañeros de entonces.

«Lo mejor es no ser el favorito ya que sales con más hambre al terreno de juego y la presión es del otro equipo», agregó al recordar los tremendos equipos de los que disponían en esas oportunidades tanto los Leones del Escogido (98-99) como las Águilas Cibaeñas (01-02).

Su mentor a la llegada al equipo fue Félix José, el mismo que en su primer día le jugó una broma y lo envío a un túnel frío, oscuro y húmedo a ponerse el uniforme, cosa que no le importó ya que entendía que como novato era lo que le correspondía.

«Félix llegó inclusive a irme a buscar a Cristo Rey en su vehículo para traerme al play y me rellenaba de consejos», recuerda Belliard, quien trató de replicar esa situación con los jugadores que le siguieron como Hernández, Aybar, Hanley Ramírez, Emilio Bonifacio, entre otros.

Entiende que en la liga dominicana se juega «cinco contra uno» ya que cuando se le pregunta a los demás contendores a quién les gusta ganarle más, la respuesta siempre es al Licey.

«Tengo mucho respeto con el trabajo que hace Bonifacio como capitán, aunque no le llegué a visualizar para el puesto», confesó el exjugador del cuadro, quien señaló a Michael De La Cruz como su favorito para heredar ese cargo.

Recuerda cuando en el estadio Cibao lo nombraron como el «Teletubi» con un desfile de todos los personajes de esa historia que se pararon junto a él, con excepción del azul, como una forma de distracción.

«Pero cuando daba mi hit o hacia una buena jugada, siempre les decía a los fanáticos que me vociferaban, tengan ahí a su Teletubi», dijo mientras manifestó su respeto por los fanáticos aguiluchos. Pero agregó que los que se tomaron más a pecho esa chanza fueron los seguidores de los Gigantes del Cibao en San Francisco de Macorís.

Comentó que en dos ocasiones tuvo problemas con la producción televisiva de las Grandes Ligas ya que, tanto en el Juego de Estrellas como en la Serie Mundial, cuando le tocaba decir su lugar de nacimiento en vez de decir el Bronx, New York, siempre decía República Dominicana.

«Yo nací allá, pero me crie aquí. Asistí a la escuela aquí, jugué en las categorías menores aquí, fui selección de béisbol del Distrito aquí», añadió el defensor de la segunda, tercera y primera base quien en 13 temporadas en las Grandes Ligas entre 1998 y 2010 tuvo porcentaje de bateo de .273 con 1,377 hits, incluyendo 114 jonrones y 601 carreras remolcadas.

Se refirió a Rafael Landestoy como su manager favorito, elogió el trabajo de Fernando Ravelo como gerente general, reconoció que impuso la moda de las trenzas en la liga dominicana, pero que no fue el primero que «perreó» sus actuaciones.

Recordó la llegada de Anderson Hernández y Erick Aybar al equipo y cómo se adaptaron y entendieron el mensaje que le transmitieron los veteranos del club.

«Ellos se llevaron de los consejos, llegaron a ganar y entendieron que tenían que agotar buenos turnos y embasarse, que eran el motor que impulsaba a los que veníamos detrás», declaró.

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