SANTO DOMINGO (Licey.com).- El miércoles 29 de mayo fue “un día muy especial” para el lanzador zurdo Génesis Cabrera. Y por varias razones.
Su aparición esa noche en Grandes Ligas no solo lo registró como el jugador dominicano número 766 en debutar en el mejor béisbol del mundo.
La efemérides también le aportó un registro de mayor relieve histórico, puesto que lo convirtió en el jugador 2,000 que viste el uniforme de los Cardenales de San Luis en sus 128 años como franquicia de la liga mayor estadounidense.
Pero esas cifras parecen pesar menos en su estado anímico, al pasar revista a sus primeros pitcheos y primeriza actuación, comparado a sus sensaciones por la presencia de personas muy especiales en el Citizens Bank Park, el hogar de los Fillis de Filadelfia, a quienes visitaron los Cardenales en una derrota final 11-4 carreras.
“Fue un día muy especial, porque tenía mi familia ahí y mucha gente por fuera apoyándome”, expresó el nativo de Santo Domingo, 22 años, quien confirmó la presencia en el parque de su padre y su madre.
“Me siento bien orgullo de estar aquí y seguir trabajando para ser mejor”, le dijo Cabrera a Ángel Castillo, quien le entrevistó luego del partido. La conversación la pasó en la capital dominicana el programa radial “Grandes en los Deportes”.
El “Novato del Año” en el béisbol invernal dominicano temporada 2018-19 con los Tigres del Licey, confesó haberse sentido nervioso cuando enfrentó al bateador abridor de los Filis Andrew McCutchen, a quien otorgó base por bolas con cinco lanzamientos.
“Un poco nervioso, claro. (Era) mi primer bateador, primera vez que pitcheo en Grandes Ligas, me sentí un poco así, pero después de ahí me sentí como en casa, me sentí ready”, expresó Cabrera sobre ese primer momento de su carrera en la liga suprema del béisbol.
Restó importancia al hecho de que el partido se demorara cerca de una hora por las condiciones del tiempo (lluvioso). “Todo eso es mental, yo estaba bien. No importa si se retrasó el juego, yo estaba bien”.
Se mostró consciente de que convertirse en el Cardenal 2,000 es historia. “Claro, claro, es es algo bueno, histórico como usted dice: me sentí bien, me sentí bien, y gracias a Dios por darme la oportunidad”, concedió.
Se le cuestionó, si la presión que se sintió cuando lanzó para los Tigres en su nativa República Dominicana, lo preparó para hacerlo en Grandes Ligas, a lo cual respondió: “Mayormente es lo mismo. Aquí la fanaticada es un poquito más grande, (pero) es casi lo mismo, no importa”.
Al asimilar la derrota, después de trabajar 3.2 entradas de cinco hits, dos bases por bolas concedidas, para cinco carreras, solo tres limpias y cinco ponches que propinó, Cabrera dijo que desde el día siguiente seguiría trabajando “para salir adelante, tener buena salida y ayudar al equipo”.
De despedida agradeció todo el apoyo que recibió ante la perspectiva de su debut y alentó a los jóvenes que aspiran a llegar a las mayores, a seguir “metiendo mano, que esto es bueno”.