Por Yamel Rossy
La razón por la que Esmil Rogers convirtió el béisbol en su forma de vida fue su padre.
Danilo Rogers falleció en octubre del 2011. “Hoy en día lo que somos es por mi papá y mi mamá porque nos han llevado por el camino perfecto. Eso me ayudó muchísimo cuando mi padre partió de este mundo”, expresa. Dice que fue un golpe muy duro para su familia, porque él era una bujía, era la clave”. “Le doy las gracias a Dios por conocerlo por 26 años”, manifiesta.
El lanzador de los Tigres del Licey expresa que no se arrepiente de nada y que Dios ha tenido el control de todo. Agradece a él porque en la actualidad afronta la paternidad y le suma que su padre lo educara bien.
“Por eso cuando tengo a mi hija de cuatro años a mi lado trato de instruirle lo que mi progenitor me enseñó”, señala.
Recuerda con mucho dolor, quebrándosele la voz, la fecha del fallecimiento de su padre, de cáncer de colon, el 2 de octubre del 2011.
Narra que en el momento donde su padre pasó los momentos difíciles de la enfermedad, él estaba en Estados Unidos jugando. “Cuando llegué, falleció. Como dicen, él me estaba esperando”, indica.
Y agrega: “Mis hermanos me dieron ese gran apoyo. Ellos lo sufrieron un poquito más que yo. Al ellos estar ahí era más difícil. Yo lo vivía a veces por cámaras o cuando llamaba”.
Dice que una de las cosas más importantes cuando se pasa este tipo de situaciones de familiares es pedirle mucha fuerza a Dios y tener el apoyo de la familia. “Ellos me han ayudado de que eso no me tumbara más al suelo”, afirma.
Dice que es muy importante cuando la familia está unida. “Cuando estás afligido y tu hermano se te acerca y te dice tienes una vida, papi partió, y él desde arriba nos va a seguir apoyando”, afirma.
Añadió que el respaldo de amistades también ayuda y que una de las cosas más importantes es el acercamiento a Dios. “Es difícil cuando no tienes a Dios en tu corazón y estás pasando por momentos difíciles, como yo los pasé. Pero Dios me pudo dar esa ayuda”, puntualiza